¿Qué es la Ansiedad? Cuando el miedo toma el control de tu vida.
Cada vez son más las personas que llegan a consulta diciendo algo así como: “No sé qué me pasa, pero no puedo más”. Y muchas veces, lo que están sintiendo tiene nombre: ansiedad.
La ansiedad no es solo estar un poco nervioso o preocupado. Es como si vivieras con una alarma interna que suena todo el tiempo, aunque no haya un peligro real. Como si una parte de vos estuviera convencida de que algo malo está por pasar… y que no vas a saber cómo enfrentarlo. Esa sensación de amenaza constante hace que el miedo crezca y se vuelva difícil de manejar. Y con él, también aparece la inseguridad, la duda sobre tu capacidad para resolver las cosas, incluso aquellas que antes hacías sin pensarlo.
Muchas veces, la ansiedad se mete con tu forma de pensar. Empiezan a aparecer ideas repetitivas, exageradas, que giran y giran en la cabeza, sin descanso. Es como tener un canal de noticias internas encendido las 24 horas, con titulares catastrofistas del tipo: “¿Y si me pasa algo?” “¿Y si me equivoco?” “¿Y si no puedo?”.
Y no solo eso: el cuerpo también habla. De golpe, el corazón se acelera, te sudan las manos, te tiemblan las piernas o te mareás sin motivo aparente. A veces cuesta respirar, dormir bien o hasta comer con tranquilidad. Todo eso genera más miedo, porque uno no entiende qué le está pasando. Y entonces, para evitar sentirte así, empezás a evitar: dejar de ir a ciertos lugares, de hacer ciertas cosas, de ver a ciertas personas. Pero claro… cuanto más evitás, más chiquito se vuelve tu mundo. Y eso genera una sensación muy dura: aislamiento, frustración y muchas veces, culpa.
Y mientras tanto, desde afuera, quienes te rodean quizás no entienden. Ven a alguien que aparentemente “tiene todo” o “está bien”, y te dicen frases como: “No tenés motivos para estar así”, o “¡Tenés que relajarte!”. Pero vos sabés que no es tan simple.
¿Cuándo las personas buscan ayuda?
La mayoría de las personas que consultan por ansiedad ya han recorrido un largo camino antes de llegar al consultorio. Han ido de médico en médico, buscando una causa física para los síntomas, quizás han probado medicación o han intentado “hacer de todo” para sentirse mejor. Muchas veces incluso usaron estrategias que les servían antes para calmarse, pero ahora… ya no alcanzan. Lo que antes ayudaba, ahora se volvió insuficiente. Y ese es un momento clave: cuando el malestar empieza a volverse insoportable.
Y ahí es cuando se da un paso valiente: buscar ayuda psicológica.
¿Cómo lo miramos desde el psicoanálisis?
Desde el enfoque psicoanalítico, la ansiedad no es simplemente un síntoma molesto que hay que eliminar. Es una señal. Una especie de “alarma emocional” que nos está queriendo decir algo más profundo. Freud hablaba de la ansiedad neurótica: esa que aparece cuando hay conflictos internos —muchas veces inconscientes— que no se han podido resolver. Deseos reprimidos, mandatos, culpas, partes nuestras que en algún momento aprendimos a callar porque no eran “aceptables”.
Esos conflictos, aunque no los veamos claramente, siguen estando ahí. Y la ansiedad es, justamente, una de las formas en las que se expresan.
Por eso, en la terapia psicoanalítica no se busca solo “bajar los síntomas” o “controlar la ansiedad”. El objetivo es otro: entender qué está pasando por dentro, darle palabras a lo que hasta ahora dolía en silencio, y empezar a transformar ese malestar.
¿Y cómo es ese proceso?
A lo largo del tratamiento, lo que se busca es que puedas ir descubriendo el origen de tu ansiedad. Que te preguntes: ¿Qué hay detrás de este miedo? ¿Qué deseo está intentando expresarse? ¿Qué parte de mí estoy tapando o no escuchando?
Ese momento de comprensión profunda —lo que en psicoanálisis llamamos insight— suele ser un punto de inflexión. No porque todo cambie de un día para el otro, pero sí porque empezás a mirar tus síntomas de otra forma. Dejan de ser enemigos que hay que combatir y se transforman en mensajes que podemos empezar a escuchar.
Y cuando eso ocurre, algo cambia: la ansiedad empieza a perder fuerza, y vos comenzás a recuperar tu poder, tu claridad, tu capacidad para vivir con mayor equilibrio emocional.
Una última palabra
Si sentís que la ansiedad está afectando tu vida, no esperes a que todo se vuelva insoportable. No estás solo/a. Hay caminos posibles y espacios en los que podés sentirte contenido, comprendido y acompañado.
La terapia no es una solución mágica, pero puede ser un refugio donde empezar a entenderte, sanar y, de a poco, volver a confiar en tu capacidad para habitar tu vida con más calma y autenticidad.
¿Querés que lo formatee como artículo de blog para tu web o que lo pase a un PDF pa