¿Qué es un ataque de pánico? Lo que el cuerpo grita cuando algo duele por dentro.
Imaginate caminando tranquilo por la calle o simplemente sentado en tu casa, y de repente sentís como si una alarma interna se activara sin motivo. El corazón se acelera, empezás a transpirar, te falta el aire, las piernas te tiemblan y una sensación de terror te invade como si estuvieras frente a un peligro inminente… aunque no haya nada a tu alrededor que lo justifique. Eso es un ataque de pánico.
Es como si el cuerpo creyera que algo terrible está por pasar, aunque vos sepas racionalmente que no hay una amenaza real. Y lo más desconcertante: muchas veces ocurre “de la nada”, sin aviso, sin razón aparente. Esa sensación de descontrol puede ser profundamente desorientadora y agotadora.
Quien lo ha vivido sabe que no se trata solo de miedo: es un miedo que paraliza, que sacude el cuerpo y la mente, como una tormenta interna que arrasa todo en segundos. Muchas personas sienten que se van a morir, que van a enloquecer o que van a perder el control. Incluso, a veces, sienten que se “desconectan” de sí mismos o del entorno, como si estuvieran viendo la escena desde afuera.
Cuando la vida cotidiana se vuelve un terreno minado
Una de las cosas más difíciles de los ataques de pánico no es solo el momento del episodio, sino lo que viene después: ese miedo constante a que vuelva a pasar. Como si el cuerpo y la mente quedaran en estado de alerta, esperando la próxima emboscada.
Y entonces, lo que antes era una salida al supermercado, tomar un colectivo o incluso ir al trabajo, se vuelve una odisea. Muchas personas empiezan a evitar lugares, situaciones o personas por miedo a tener otro ataque. Poco a poco, la vida se achica. Y ese miedo, silencioso pero persistente, empieza a gobernarlo todo.
¿Por qué suceden?
Los motivos pueden ser muchos y muy personales. A veces están vinculados a períodos de mucho estrés, a cambios bruscos en la vida (como una pérdida, una mudanza o una separación), o incluso a situaciones que en apariencia no parecen tan importantes, pero que internamente remueven algo profundo.
También hay quienes han pasado por experiencias traumáticas que, sin saberlo, siguen activas en el inconsciente. Y esas huellas emocionales buscan “salir” de alguna manera, muchas veces a través del cuerpo. Como si el cuerpo hablara lo que la palabra no pudo decir.
¿Cómo saber si lo que te pasa es un ataque de pánico?
Los síntomas más frecuentes incluyen:
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Palpitaciones fuertes o rápidas
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Sudoración repentina
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Temblores
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Sensación de ahogo o dificultad para respirar
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Opresión en el pecho
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Mareos o sensación de desmayo
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Náuseas o molestias estomacales
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Miedo a perder el control o “volverse loco”
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Sensación de que uno se va a morir
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Sentirse fuera de la realidad o de uno mismo
Estos episodios suelen durar entre 10 y 20 minutos, aunque el impacto emocional puede extenderse por mucho más tiempo. Es importante saber que estos síntomas, aunque se sienten aterradores, no son peligrosos ni te van a causar daño físico.
¿Qué hacer? ¿Cómo se sale de esto?
Muchas personas que sufren ataques de pánico recorren primero consultorios médicos, se hacen estudios, y todo da “normal”. Es frustrante, porque el sufrimiento es real, pero no hay un diagnóstico físico que lo explique.
Ahí es donde la psicoterapia, y especialmente la terapia psicoanalítica, puede hacer una gran diferencia.
El psicoanálisis: entender lo que el cuerpo grita
Aunque hoy lo llamamos “ataque de pánico”, ya en 1895 Sigmund Freud hablaba de algo muy parecido bajo el nombre de “neurosis de angustia”. Es decir, esto no es nuevo. Lo que sí cambió es nuestra forma de entenderlo y acompañarlo.
Desde el enfoque psicoanalítico, los síntomas no son vistos como un enemigo a combatir, sino como señales que traen un mensaje. Es como si el cuerpo hablara lo que la persona aún no puede poner en palabras.
Muchas veces, los ataques de pánico tienen que ver con conflictos internos, emociones guardadas, duelos no elaborados o historias pasadas que dejaron heridas. La terapia ayuda a ir tirando de esos hilos invisibles, para entender qué hay detrás de tanta angustia.
Un espacio para decir lo que nunca se dijo
La terapia psicoanalítica no da recetas mágicas, pero ofrece algo fundamental: un espacio seguro donde podés hablar de lo que te pasa sin miedo al juicio. Donde podés explorar tus emociones, tu historia, tus vínculos, tus miedos. Y sobre todo, donde podés empezar a entenderte.
Poco a poco, al poner en palabras lo que duele, se afloja la tensión del cuerpo. Es como si la tormenta empezara a perder fuerza. Porque cuando uno comprende de dónde viene el dolor, deja de ser tan amenazante.
¿Es un camino fácil? No siempre. ¿Vale la pena? Absolutamente.
Cada persona tiene su propio ritmo, su forma de transitar este proceso. Pero el alivio es posible. La vida no tiene por qué vivirse con miedo. El pánico no define quién sos, ni te quita la posibilidad de vivir con plenitud.
Si estás leyendo esto…
… quizás estás buscando respuestas, o simplemente un poco de alivio. Tal vez estás cansado/a de sentir que algo te supera, o de vivir con ese nudo en el pecho. Si es así, quiero que sepas algo importante: no estás solo/a. Hay ayuda. Hay salida. Puedo acompañarte a descubrir qué hay detrás de ese miedo y ayudarte a recuperar tu bienestar.
No tenés que atravesarlo solo/a. Dar el primer paso es difícil, pero puede ser el comienzo de un gran cambio.